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Los 300 Años de la Masonería Universal y las Tareas Inaplazables del Siglo XXI

El 24 de junio del 2018 se conmemoraron los 300 años de vigencia del legado masónico, sintetizado en los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Las ideas libertarias asimiladas y convertidas en realidad por nuestros ancestros, les dieron a los pueblos del mundo herramientas de validez general y perdurables para romper las cadenas físicas, símbolo de la esclavitud a la que fueron sometidos continentes enteros, y las cadenas espirituales que cercenan el bien natural más preciado del ser humano: la libertad de pensar.

La masonería universal logró recoger el producto del trabajo arduo y sigiloso de muchas generaciones que fueron sometidas a la persecución más implacable de uno de nuestros peores enemigos, la superstición, personificada por aquellos que usufructuaron de un poder al que autodenominaron divino. Persecución que justificaron por considerar que la búsqueda de la Palabra Pérdida, representada en el conocimiento dinámico y transformador que subyace en lo más profundo de la naturaleza, representaba un peligro para los dogmas que sirvieron para mantener a la población en la ignorancia, condición suficiente y necesaria para consolidar el poder terrenal. Fueron épocas aciagas que nos deben servir de reflexión en este nuevo siglo que apenas empieza a caminar.

Pero pudo más el convencimiento de que las fuerzas transformadoras del propio universo, en todas sus expresiones, que se encuentran en el interior del ser humano y que él, por su propia voluntad, está en capacidad, no solo conocer y contemplar el mundo que lo rodea, sino que puede transformarlo en beneficio de la humanidad, como una tarea ineludible de preservar la especie en armonía con las otras formas de vida y el mundo inanimado que le sirve de sustento. La Royal Society, creada una fría tarde del 28 de noviembre de 1660 en casa del profesor de geometría del Gresham College de Londres, se convirtió en la gestora de la ciencia moderna en todas las disciplinas, como un resultado tangible de la aplicación de los principios masónicos de libertad de pensamiento, tolerancia y fraternidad.

Nombres como Robert Boyle. físico descubridor de la ley de los gases. Robert Moray. matemático experto en magnetismo. William Petty. inventor de la estadística moderna. Abraham Hill. creador de la Teoría Económica, y centenares más, nos llenan de orgullo por su aporte al desarrollo de la ciencia moderna. cuyos beneficios los disfrutamos hoy día. Conocimientos como la ley de gravitación universal, de Isaac Newton. o la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein. corrieron el velo del dogma para dejar ver una realidad mucho más compleja y profunda, que logró echar por tierra los propios fundamentos de los sistemas religiosos y desenmascarar a sus representantes. Estos héroes. los primeros antecesores de la masonería regular, dieron las bases racionales sobre las cuales se empezó a construir nuestra tricentenaria Orden.

Nombres como Antonio Nariño, quien tradujo y publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y uno de los precursores de la emancipación de las colonias americanas del imperio español; Francisco de Pauta Santander, el Hombre de las Leyes y defensor de la educación superior pública; Simón Bolívar, El Libertador de cinco naciones, José de San Martín, Libertador de tres naciones, y toda esa pléyade de Masones que entregaron su vida para que pudiéramos conmemorar en libertad los 300 años y muchos más de la masonería.

Ahora nos corresponde a nosotros establecer las prioridades de los años venideros para dedicar todos nuestros esfuerzos en continuar devastando las rugosidades de la piedra que empezaron a tallar los que aportaron eslabones a la cadena temporal de la fraternidad. La complejidad de los problemas que afrontamos en los inicios del tercer milenio no es comparable a ningún otro conocido por el hombre, por su carácter trascendental y consecuencias irreversibles. Las necesidades de producción masiva estimulada por el consumo desaforado de los más de 7.500 millones de personas que ocupan este pequeño planeta que orbita en un extremo de la Vía Láctea, ha empezado a deteriorar en materia grave el ambiente, con sus consecuencias impredecibles sobre la salud pública mundial; un cambio climático cuyos estragos se hacen cada día más visibles. Como latinoamericanos, países que nos hemos convertido en el único pulmón del mundo, suministrando los dos elementos de la vida: el aire y el agua, debemos adelantar acciones masónicas con todos los eslabones de la cadena, para frenar la rápida degradación de las condiciones de vida. Esta es quizá la tarea más importante que nos espera. No desligado de lo ambiental, la espada de la guerra que pende sobre el mundo, representada por un arsenal nuclear de última tecnología, capaz de desestabilizar el sistema solar, y que se encuentra en manos de los guerreristas más reconocidos de la humanidad, en donde se mezclan la segregación, la religión, el fundamentalismo, la intolerancia y el mesianismo, es otro de los problemas que debemos enfrentar para legar a las futuras generaciones un mundo mejor. Los daños ambientales debidos a la quema de pozos petroleros en el Medio Oriente, los desastres en las plantas nucleares y la deforestación es apenas la punta del iceberg de las consecuencias que nos esperaría de una confrontación bélica mundial.  La Paz no es simplemente una consigna, es una actitud concreta que se traduce en convivencia, armonía y justicia social, propósitos que hacen parte de las metas de la masonería. Y como tema estratégico transversal donde los países Latinoamericanos tenemos las mayores posibilidades es la Educación. Crear una alianza para impulsar un proyecto que ofrezca a nuestra juventud una alternativa diferente a la educación dogmática y confesional, a la educación de baja calidad y cada día con menos apoyo estatal, es una tarea que fue orientada por la Confederación Masónica lnteramericana -CMI- en la XXI Gran Asamblea, de la cual fuimos sus anfitriones y organizadores. La falta de una actividad investigativa organizada y apoyada por nuestros Estados se constituye en tema obligado para poder incursionar en el mundo de la ciencia, la tecnología y la innovación, que se ha constituido en la brecha que nos separa de los llamados países desarrollados.

Como afirmó el profesor Rodolfo Llinás: "Si no hay ciencia. el país queda en manos ajenas" es decir, no habrá futuro promisorio y resurgirán las cadenas de la sumisión. Los nuevos paradigmas están asociados a los desarrollos basados en los conocimientos informáticos, en las nanotecnologías, en la ciencia de materiales, en los  nuevos sistemas telemáticos, todos  temas que requieren que nuestros jóvenes conozcan y apliquen. Una red de universidades con fundamentos misionales masónicos, dedicada a la  investigación de nuestros problemas, que le dé prioridad a la preservación de la cultura, al mejoramiento de las condiciones de vida de la población, caracterizada por la dignidad y la justicia social, es el compromiso que nos dejaron quienes hace 300 años encendieron la antorcha de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Q:.H:. Rafael Arturo Camerano Fuentes

De Los Caballeros Kadosh